El Perú ha decidido que la agenda climática es un desafío que debe involucrar a todos los actores de desarrollo a nivel nacional, incluyendo a la ciudadanía. Un ejemplo de ello, es este video, en el que se le pide a la audiencia que imagine despertar en el año 2050, y que el Perú es un país líder por su acción frente al cambio climático y de los diez con mayor desarrollo sostenible a nivel mundial. Luego, repasa de manera retroactiva los pasos que tienen que haber ocurrido para que ese futuro sea posible. Esos pasos involucran a las políticas públicas implementadas desde el sector público, con una participación e impulso importante por parte de la sociedad civil. Por ejemplo, así como fue necesario que en 2016 el Estado ratificara el acuerdo de París y se planteara una meta de reducción de emisiones, también plantea como necesario que los ciudadanos dejen de utilizar bolsas plásticas y que reciclen el 80% de la basura que generan, iniciativa que requiere una alta coordinación entre entes reguladores, empresas y las asociaciones profesionales que las agremian.
Ese camino planificado hacia el desarrollo sostenible, y con participación ciudadana activa, es el que planteó el PlanCC (Planificación para el Cambio Climático), la iniciativa del gobierno peruano para la transición hacia una economía baja en carbono. El programa nació en 2012, con la misión de responder a la pregunta acerca de cómo puede ser una economía carbono neutral, en el contexto de un país que está aumentando sus índices de desarrollo, y por lo tanto actividades que generan emisiones de gases de efecto invernadero, como la construcción de grandes proyectos de infraestructura. De esa manera, al tenerla en cuenta mientras ese proceso sucede y no después, la variable climática queda incorporada en la planificación de ese crecimiento, y en todos los niveles de gobierno.
Entre los objetivos del PlanCC se encuentran identificar oportunidades para la mitigación y escenarios para 2050, diseñar planes, políticas e instrumentos e implementar esas medidas. La iniciativa fue apoyada por Mitigation Action Plans and Scenarios (MAPS), un programa que ve la colaboración entre distintos países como una base para la transición hacia economías carbono eficientes.
Sin embargo, la respuesta a esa pregunta –cómo lograr una economía carbono neutral– no puede surgir de manera exclusiva desde el sector público. En el informe de actualización sobre las NDC “Ambición: la perspectiva a largo plazo” Michael Comstock (PNUD) y el Grupo Temático de Gobernanza aseguran que “la participación efectiva de las partes interesadas en la acción climática puede conducir a una mayor ambición. Los actores que son fundamentales para la implementación de las NDC (por ejemplo, los gobiernos locales, el sector privado, la sociedad civil) también serán fundamentales en la formulación de las NDC futuras. Involucrar a estos grupos desde el principio de este proceso puede aprovechar conocimientos locales o sectoriales; proporcionar una mejor comprensión de las acciones climáticas financieramente viables o invertibles; y contribuir a una toma de decisiones transparente, inclusiva y responsable. Trabajar con asociaciones comerciales, por ejemplo, puede permitir a los países aumentar la ambición de las NDC incorporando nuevos sectores no cubiertos en las NDC iniciales”.
En esa misma línea, el PlanCC planteó desde el inicio la colaboración con la sociedad civil para definir esa estrategia. Lupe Guinand, Directora de Proyecto, explica:
PlanCC fue un ejercicio multisectorial en donde participaron más de 400 o 500 expertos y tuvimos más de 60 reuniones de diferente nivel. (…) El reto grande fue poder conciliar, discutir y dialogar desde diferentes perspectivas, no solo del sector público, privado, comunidades nativas, estudiantes, sino desde las diferentes perspectivas de los sectores: energía, transporte, agricultura, forestal…
De acuerdo a Miriam Cerdán, Country Engagement Leader para Perú de la CDKN, uno de los objetivos de esa primera fase en la que se trabajó de manera colaborativa con la sociedad civil fue modelar los escenarios en caso de que el país hubiera continuado desarrollándose de la manera usual (BAU) o se adoptaran medidas para reducir efectivamente las emisiones. Se buscó generar evidencia sólida, robusta, científica y técnica. De esa primera fase surgieron las 77 opciones de mitigación a partir de las cuales se elaboró la INDC que Perú presentó ante el Acuerdo de París en 2015. Es decir, desde el corazón mismo de la colaboración entre la ciudadanía y el sector público.
Hoy, casi una década más tarde, el Perú avanza hacia la carbono-neutralidad con un plan ambicioso, participativo y robusto. Habiendo sido fuertemente impactado por la COVID-19, el país aumentó su ambición en su actualización de las Metas Climáticas al 2030, tomando a la agenda climática como una oportunidad para impulsar una “reactivación económica climáticamente inteligente”, que sea sostenible e inclusiva y que busque mejorar la calidad de vida de los peruanos.
Para conocer otras buenas prácticas de relacionamiento ciudadano que han tenido un impacto positivo en el logro de los compromisos nacionales del Acuerdo de París, descarga la publicación Gobiernos y sociedad civil avanzando agendas climáticas.
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