¿Cuándo fue la última vez que pasaste un día sin comer? El cambio climático y su vínculo con el hambre

Donghyun Kang

Donghyun Kang

¿Sabías que América Latina y el Caribe se encuentra entre las áreas más afectadas por el cambio climático? Los desastres naturales, en especial las inundaciones y sequías provocadas por este fenómeno, se han vuelto cada vez más frecuentes en nuestra región. Estos eventos tienen impactos negativos múltiples impactos negativos, entre ellos sobre la producción y el acceso a alimentos, lo cual agrava la inseguridad alimentaria.

Según lasSegún las Naciones Unidas, en 2020, un sorprendente 41% de la población de la región experimentó algún grado de inseguridad alimentaria, y un 14% pasó al menos un día entero sin comer. Para evitar que la cantidad de personas que se enfrenta al hambre siga en aumento, es fundamental contar con una preparación adecuada y medidas que permitan proteger a las comunidades afectadas por los eventos climáticos adversos.
En este contexto, los sistemas de protección social pueden jugar un papel clave –en particular, las transferencias monetarias hechas a tiempo, o incluso de manera anticipada. Evidencia de países como Fiji y Bangladesh revela que los sistemas responsivos a choques de este tipo tienen un impacto positivo en varios sentidos: no solo disminuyen la probabilidad de saltar comidas entre los hogares que reciben transferencias de efectivo, sino que además elevan el consumo per cápita y reducen la brecha de pobreza. Además, se ha demostrado que cuando las transferencias se realizan de manera anticipada –como es el caso de Bangladesh–, estas son muy beneficiosas, ya que permiten hacer frente a la ruptura repentina en los ingresos que enfrentan las comunidades afectadas por este tipo de catástrofes.
Por el contrario, una transferencia tardía puede perder mucho de su impacto potencial. Esto se debe a que los eventos adversos tienden a generar alteraciones en el mercado alimentario y provocar inflación en las áreas afectadas, por lo que los hogares vulnerables suelen recurrir a las estrategias de adaptación negativas que tienen impactos a largo plazo, irreversibles e intergeneracionales. El costo total de una respuesta tardía puede ser hasta 7 veces mayor que el de una respuesta temprana, mientras que el gobierno puede ahorrar entre 25-30% en gastos de ayuda si la inversión se proporciona de manera anticipada. Además, la ganancia económica en ingreso per cápita de una respuesta rápida a choques es más alta en el largo plazo.

Experiencia en la región: los casos de Perú, El Salvador y Ecuador

En América Latina y el Caribe también existe evidencia del uso de transferencias para responder a desastres naturales. Por ejemplo, Perú proporcionó transferencias de efectivo únicas a las comunidades afectadas luego de las inundaciones ocurridas en 2017. El Salvador inició en 2018 el “Bono Sequía”, un programa de transferencia de efectivo diseñado específicamente para apoyar a las familias afectadas por la sequía de ese año. De manera similar, Ecuador ofreció tres transferencias de efectivo a los hogares afectados por el terremoto de 2016, con el objetivo de mitigar las consecuencias negativas de dicha catástrofe. Sin embargo, todas estas reacciones fueron posteriores a los eventos: no se produjeron como resultado de un sistema diseñado para dar respuesta preventivamente.
Tener un sistema de protección social responsivo a choques juega un papel crucial en la prevención de la inseguridad alimentaria . Tener información y reglas predefinidas para ayudar a la población en tiempos de crisis permite actuar rápidamente para responder a sus necesidades. Sin esta protección, los hogares más vulnerables a menudo se ven obligados a recurrir a medidas contraproducentes, como prescindir de servicios de atención médica formales o sacar a sus hijos de la escuela para evitar gastos relacionados con la educaciónSeguir leyendo…
Donghyun Kang

Donghyun Kang

Donghyun Kang es consultor en la División de Protección Social y Salud, donde su enfoque principal radica en la implementación de iniciativas de transformación digital para establecer sistemas de protección social y salud resilientes e inclusivos en toda la región de América Latina y el Caribe.

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